Había que parar y desconectar, y aprovechando el calor del
verano dedicarnos tiempo a centrar la atención en los sentidos, en el cuerpo,
en las sensaciones, en los pensamientos. Y dedicar tiempo también a disfrutar
de nuestro entorno: la familia, la naturaleza, las ciudades, los eventos. ¿Lo
hemos conseguido?

A la vuelta, en esta fresca mañana, sintiendo cómo el verano
se va diluyendo, es un buen momento para situarse ante el nuevo “curso”. ¿Qué
nuevos retos nos esperan? ¿En qué proyectos vamos a embarcarnos? ¿Hay un proyecto sobre mí mismo, sobre mi desarrollo, mi
satisfacción, mi persona?
¡Bienvenidos a los nuevos retos de este “curso”! – nos gusta
aprovechar el ritmo de las estaciones -, así que ahora que la luz disminuye y
la temperatura baja, concentrémonos en disfrutar de un apasionante viaje por
nuestra vida.
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