Especializados en acciones formativas singulares y coaching, facilitamos el desarrollo de las competencias necesarias para que una persona se sienta más capaz de alcanzar los objetivos que se propone. Sentirnos capaces hace que nos sintamos con el control de qué hacer en una situación; y eso está en la base del bienestar personal y, como consecuencia, del éxito profesional.

lunes, 21 de diciembre de 2009

La voluntad para cambiar


¿Puede impulsar el coaching la voluntad?

“Nadie cambia si no siente la necesidad de hacerlo”
Henry Ford (1863-1947)


Cambiar, dejar nuestros cómodos hábitos y adoptar nuevas formas de hacer y de ser más acordes con nuestras necesidades y deseos, necesita un acto deliberado de voluntad para iniciarse. Si no se siente la necesidad de cambiar, no se cambia.

Voluntad es querer. (Del latín voluntas-atis). La voluntad, es la facultad superior de las personas que nos lleva a decidir qué voy a hacer, tener intención de hacerlo y dirigirme a ello. Para José Antonio Marina (Toledo, 1939 -... Filósofo, ensayista y pedagogo) la voluntad es una herramienta de lo que él denomina la inteligencia ejecutiva. Nuestro hacer es fruto de poner en práctica esa inteligencia ejecutiva, cuyas herramientas son orden, constancia, voluntad y motivación.

Con mi voluntad decido lo que hago o no. Gracias a ella elijo lo que hacer, soy consciente de ello y, por lo tanto, libre para hacerlo o no.

Cuando un coachee solicita un proceso de coaching suele sentirse en un espacio difuso en el que la voluntad está disminuida o confusa. Pero - y esto es lo esencial - siente la desazón de no estar donde quiere y necesita cambiar.

"La voluntad es la forma en que el ser humano experimenta su individualidad" Otto Rank, psicoanalista autríaco (1884-1939)

Es, probablemente, la facultad que más nos individualiza, que más nos hace un ser singular. Así es, con mi voluntad decido y hago, y, por encima de todo, expreso quién soy. Muestro lo que soy con lo que quiero. Está tan directamente vinculada con mi ser, que, en la medida en que soy consciente de mi ser, lo soy de mi voluntad, de mis elecciones y acciones. Con frecuencia, no somos conscientes de nuestro ser, y tampoco lo somos de nuestra voluntad, y lo que es peor, no somos conscientes de nuestra inconsciencia. Desde aquí difícilmente puedo desarrollarme como persona y elegir el futuro que deseo. Y es aquí precisamente donde empieza el trabajo del coach ayudando a la toma de conciencia de uno mismo y, como consecuencia, de la voluntad de cambio.

"Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad" Albert Einstein, físico (1879 – 1955)

La voluntad tiene una gran capacidad energética que nos impulsa, da seguridad y fuerza. De hecho la expresión habitual es “fuerza de voluntad” porque entendemos muy bien la potencia que tiene en nuestro comportamiento. Siempre hay voluntad, aunque ésta esté dirigida a permanecer como y donde estamos. Y siempre hay energía latente que podemos desarrollar. Tenemos más fuerza de voluntad cuanto mejor nos sustraemos de las exigencias exteriores y más conscientes somos de nuestros impulsos y los dirigimos. El diálogo de coaching le lleva al coachee a analizar sus exigencias y evidenciar qué utilidad tienen para él.

La decisión de hacer algo tiene que ser realista, inmediata y programada, de nada sirve esperar “hasta el lunes”, “el próximo mes”, o “a primeros de año”. La decisión se quedará en sólo buenos propósitos si no hay un compromiso personal con la decisión, que sólo puede ser fruto de la coherencia entre lo que se quiere y lo que es prioritario para la persona. El coach facilita que el coachee descubra sus prioridades y se comprometa con su decisión, muchas veces sólo con servir de espejo en el que el coachee se puede ver en perspectiva.

La voluntad se aplica en dos direcciones opuestas, y muchas veces, complementarias: eliminar y empujar. Para eliminar o inhibir impulsos automáticos, comportamientos ineficaces, hábitos inadaptados. Para empujar hacia los logros que nos planteamos. Si hablamos de cambio, hablamos de una voluntad aplicada en ambas direcciones; por un lado, tendremos que eliminar nuestro comportamiento actual, y por otro, adoptar un comportamiento nuevo. Sustituir hábitos requiere, por lo tanto, un esfuerzo doble y complementario. Para el coachee el apoyo y la claridad de criterios que consigue gracias al coaching es fundamental para que consiga el cambio deseado rápida y eficazmente.

"A nadie le faltan fuerzas; lo que a muchísimos les falta es voluntad" Victor Hugo, escritor francés (1802-1885)

La gran potencia de la voluntad tal vez radique en la diversidad de sus componentes, que le permite actuar sobre las múltiples necesidades complementarias de la acción. Por ejemplo, si hablamos de la determinación de la voluntad nos encontramos con diferentes clases de voluntad o diferentes aplicaciones de la voluntad ante las diferentes necesidades que la acción requiere.

Para empezar algo, Voluntad inicial: La voluntad para romper con la inercia, la deriva de la rutina cómoda, los hábitos consolidados y el descenso continuado en la espiral de la inconsciencia y, a la vez, impulsarse hacia la toma de consciencia de lo que se quiere, y ponerse en marcha hacia ello. Sin ella no habrá cambio posible. Por sí sola no será suficiente para alcanzar la meta, necesitará de la constancia para superar las dificultades que irán surgiendo o sólo será un intento y se abandonará. La voluntad inicial se refuerza intensamente con la ayuda de otra persona y especialmente de un coach. El coach facilita que la persona elija si quiere dirigir proactivamente sus decisiones o actos o prefiere dejar la responsabilidad en manos ajenas. La distinción entre locus de control externo o interno resulta tan esclarecedora, que el coachee se muestra con frecuencia sorprendido al descubrir donde sitúa su control. Es, probablemente uno de los aspectos del cambio donde más impacto puede tener el coaching.

Para mantenerse en lograrlo, Voluntad perseverante: Compuesta de tesón, empeño, firmeza, la voluntad perseverante permite persistir en el esfuerzo por conseguir la meta, y se va robusteciendo a medida que se repite el esfuerzo en conseguirlo. Esta voluntad es la que permite alcanzar cualquier meta. También aquí el acompañamiento del coach en el proceso facilita el fortalecimiento de la voluntad perseverante.

"El que no sabe poner voluntad en las cosas intenta darles algún sentido, lo cual le hace creer que hay una voluntad en ellas" Nietzsche, filósofo alemán (1844 –1900)

Para superar los inconvenientes, Voluntad para superar las frustraciones: La frustración es el valor que damos a tener un obstáculo entre la meta y yo, que vivimos como un bloqueo o impedimento. La persona fuerte se crece y madura superando sus frustraciones, gracias a la capacidad de resiliencia, capacidad de los seres humanos sometidos a los efectos de una adversidad de superarla e incluso salir fortalecidos de la situación. Para Boris Cyrulnik (neurólogo y psiquiatra francés, 1937 - ...), “Es el factor diferenciador entre las personas que logran superarse y triunfar, mientras que otros arrastran su frustración toda la vida”. Las distinciones que ofrece el coach, especialmente la de víctima - responsable, facilitan que el coachee elija cómo afrontar las circunstancias de su vida y pueda desarrollar la voluntad de superarse y su resiliencia.

“Hay en el mundo un lenguaje que todos comprenden, es el lenguaje del entusiasmo, de las cosas hechas con amor y con voluntad, en busca de aquello que se desea o en lo que se cree” Paulo Coelho, escritor brasileño (1947 - ...)

Para terminar lo empezado, Voluntad para terminar bien la tarea comenzada: Unida íntimamente al placer por la excelencia y el gusto por un trabajo bien hecho, es la voluntad de logro; requiere también la perseverancia y el trabajo continuado. Para fortalecer esta voluntad, el coach aporta nuevas distinciones: excelencia - exigencia, eficacia - eficiencia, que ayudan al coachee a reconocer sus criterios de acción y la utilidad y sentido que tienen.

La voluntad también varía según la distancia a la meta. Podemos distinguir entre:

La voluntad inmediata necesaria para alcanzar una meta a corto plazo. Tal vez la más fácil, puesto que es casi una reacción y no necesita ser mantenida mucho tiempo.

Diferente de la voluntad a medio plazo, que hay que mantener durante semanas o meses para alcanzar la meta.

La voluntad a largo plazo es la que mayor componente de persistencia necesita, ya que la meta está situada lejos, a años tal vez, como es el caso de la voluntad necesaria para estudiar una carrera. Para poner en práctica esta voluntad, además, hay que tener la capacidad de esperar pacientemente el resultado, de demorar la recompensa.

En los procesos de coaching, la generación de voluntad inmediata ocurre como resultado de las sesiones. Gracias a la definición de los objetivos y la liberación de frenos y limitaciones, con frecuencia inconscientes, el coachee consigue la voluntad a medio plazo para trabajar persistentemente en sus metas. La elección de lo que quiere conservar, la identificación de sus puntos fuertes y la definición de quién quiere ser y qué hacer, le darán la fuerza necesaria para conseguir la voluntad a largo plazo que le permitirá conseguir sus metas.

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