Visto en perspectiva, sí que cambian las cosas. Hace algunos años hubiera sido impensable hablar de felicidad en el trabajo. ¿A quién le importaba eso? Y este año, a pesar de la incertidumbre, y la pérdida que invade a la sociedad, o quizás precisamente propiciado por eso, se empieza a oír hablar de tener trabajo como una suerte, y en el mundo de los RRHH se empieza a poner el foco, no ya en la satisfacción en el trabajo o el bienestar personal, sino en una palabra con una fuerte carga existencial: la felicidad.
El interés que despertó la jornada organizada por AEDIPE el 14 de Abril, “Cómo disfrutar y evolucionar en el trabajo” fue indicativa de la expectación que generaba el tema. Después vino el 45º Congreso de AEDIPE, con el título “Felicidad en el trabajo: clave de la competitividad y la sostenibilidad”. A ello le ha seguido el e-book elaborado por el Observatorio de la Blogosfera de Recursos Humanos que bajo el título “Felicidad en el trabajo” ha recogido los 'posts' más significativos que el debate sobre la felicidad ha generado en la red, y entre los cuales tenemos el orgullo de figurar con nuestro 'post' del 20-05-10 “Felicidad en el trabajo, ¿aprendemos?”
La felicidad en el trabajo es un tema que ha llegado para quedarse. Y por un motivo muy sencillo: tiene que ver con cómo las personas nos sentimos. Y dado que trabajando pasamos buena parte de nuestra vida, el cómo nos sentimos en ese tiempo tiene mucho que ver con cómo nos sentimos en nuestra vida.
Decía Susana Gutiérrez, presidenta de AEDIPE, en la apertura del Congreso, que no se trata de "poner futbolines en las empresas o llenarlas de colorines para que la gente se lo pase bien (...) La felicidad en el trabajo significa 'sentirse útil y gratificado'", y eso pasa por el "estado de ánimo" en el que tienen que estar los empleados para producir más y que sepan qué es lo que se espera de ellos, y ha vaticinado que la empresa que sea capaz de implantar este modelo "saldrá adelante" pese a la crisis.
¿“Un estado de ánimo”? ¡Quién hubiera dicho hace años que sería un foco de atención en las empresas! Hablar de estados de ánimo nos puede sonar a hablar de estar contento o triste. Pero es mucho más, es hablar de la emoción persistente, no sólo de una persona, sino de la emoción persistente compartida por un equipo, por un departamento o por una Organización.
Hay estados de ánimo que nos hacen sentirnos capaces de conseguir lo que nos proponemos, nos capacitan, y hay estados de ánimo que nos quitan capacidad y nos impiden lograr lo que queremos.
Las Organizaciones podrían ganar mucho si se enfocaran en generar estados capacitantes, desde la dirección y desde la convivencia. Jose María Gasalla habla de la confianza, y ésta, sin duda, puede ser un estado emocional muy capacitante.
Hay algo más. Hablar de emociones nos remite necesariamente al sujeto de esa emoción, a la persona. Precisamente porque un estado emocional es una vivencia interior, una forma de vivir personal, adquiere, por este motivo, una importancia extraordinaria la persona, porque ella es -y ése es su libre albedrío- la que puede elegir en qué emoción vivir. Viktor Frankl (1905-1997) nos lo hizo evidente en “El hombre en busca de sentido”.
No se trata de ofrecer actividades lúdicas, ni de construir zonas de descanso, ni de flexibilizar el puesto-sitio y horario de trabajo. Las medidas dirigidas a la acción son visibles, llaman la atención, ayudan a crear un clima positivo, sin duda ofrecen un entorno propicio para la generación de emociones positivas. Pero generar estados emocionales capacitantes es una tarea del ser, de la persona que estoy siendo. Y no puede depender exclusivamente de qué tipo de liderazgo ejerce mi jefe, o de si en mi empresa me dejan conciliar, o de si la dirección plantea posiciones funcionalmente ricas y retadoras. Aunque, como siempre constatan los estudios, el comportamiento de tu jefe contigo es clave en tus sentimientos hacia tu tarea, tu rendimiento y en definitiva en tu compromiso con la Empresa.
En los estados emocionales capacitantes, y en la felicidad, hay una responsabilidad personal en el cómo vivo lo que pasa, en la elección que hago.
Joan Elías tiene una frase “mágica” para expresar mi responsabilidad de ser responsable “Con agua y jabón, motivación” La elección es mía, como decía Frankl. Yo puedo elegir sentirme feliz o sentirme infeliz. ¿Voy de víctima o me siento responsable de mis elecciones? ¿Me siento resentido con el mundo, la vida, los demás, o por el contrario valoro que existen y me siento agradecido por lo que recibo y las oportunidades que tengo?
En Psicología el procesamiento cognitivo de dónde colocas el control de tu vida se llama “locus de control”. Y no hay nada prefijado para ello. Tú, con tu pensamiento, generas neuropéptidos: neurotransmisores que informan a tu cuerpo y a tu mente de lo que quieres; con tu diálogo interior, con lo que te dices; focalizándote en aquello que te hace sentirte bien: las pequeñas cosas, como siempre se dice; los aspectos positivos de las tareas, de las personas, de tu entorno, de la vida; y dándote cuenta de lo que eres, en vez de lo que te falta, estás llenando tu cerebro de la química adecuada para que se generen endorfinas, y te puedas sentir feliz.
Las Organizaciones no son sólo Organizaciones que aprenden, son también, y fundamentalmente para las personas, Organizaciones donde aprenden. Recientemente en un curso, un participante nos decía “Es que lo más importante que he aprendido, a nivel de desarrollo personal, lo he aprendido en mi empresa”
¿Acaso tenemos que formar en las Organizaciones a ser felices a los empleados? "¿Y para qué no?", podría preguntar un coach.
Las Organizaciones se han convertido en el mejor lugar para aprender más Inteligencia Emocional, donde aprendemos a conocernos, y a ver el impacto que tenemos en los demás, y dónde aprendemos con más facilidad a tener relaciones asertivas con los otros. Si entendemos que una inteligencia emocional desarrollada genera personas más capaces de conseguir sus logros y de vivir felices, surge un nuevo reto en la formación en las empresas: el desarrollo del auto-liderazgo: la capacidad personal para elegir como vivir la vida.
La felicidad es una opción, y a elegirla también se puede aprender.
Isabel Aranda
Doctora en Psicología de las Organizaciones
Coach Ejecutivo
2 comentarios:
Muchas gracias, Isabel por tu mensaje de positividad y ese planteamiento interior que debemos trabajar para ser conscientes y responsables de nuestra felicidad. Así conseguiremos que la vuelta de las vacaciones sea enérgica y muy positiva.
Gracias a tí por tu comentario, José Manuel.
Ser positivo es una elección personal que nos lleva a conseguir lo mejor de nosotros mismos, y consecuentemente, a la felicidad.
Disfruta de tus vacaciones.
Un saludo, Isabel
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