Especializados en acciones formativas singulares y coaching, facilitamos el desarrollo de las competencias necesarias para que una persona se sienta más capaz de alcanzar los objetivos que se propone. Sentirnos capaces hace que nos sintamos con el control de qué hacer en una situación; y eso está en la base del bienestar personal y, como consecuencia, del éxito profesional.

lunes, 2 de marzo de 2009

Coaching y formación

El coaching va más allá de una técnica; para mí es una auténtica filosofía, una forma de interpretar la vida, el trabajo, el liderazgo de las personas e incluso la formación.

Y tanto es así, ¡qué lo hacemos! Coacheamos personas con temas personales y con temas profesionales, enseñamos a directores de personas a ser líderes coach y enseñamos a formadores a facilitar un aprendizaje activo, realmente transformador, que lleva a las personas más allá de donde están y de lo que son capaces ahora mismo.

Como veis, lo que hacemos y ¡cómo! es aplicar las poderosas técnicas del coaching al desarrollo de las personas, y enseñar a otros a aplicarlas en su trabajo.

Y así ha sido esta semana, en un taller para aplicar técnicas de coaching a la formación de habilidades, con un grupo de formadores experimentados, ávidos de ser más capaces como formadores, en su más literal sentido: dar forma. Dar nueva forma a las capacidades de otros.

Un grupo de formadores que quería ser más eficaz, que deseaba convertirse en “maestros” de aprendices de sí mismos.

Exploramos juntos lo que puede y no puede hacer un “maestro” para que su aprendiz aprenda activamente, se comprometa con lo que aprende y lo haga parte de sí mismo y de su hacer.

Trabajamos los enemigos del aprendizaje que, como decía Julio Olalla en la conferencia que dio en Madrid el 13 de febrero pasado, son muchos y muy poderosos. Olalla citaba los siguientes enemigos:
  • Nuestra profunda incapacidad de admitir que no sabemos
  • La arrogancia de creer que sabemos, ¿la ceguera cognitiva de no sé que no sé?
  • No tener tiempo para aprender
  • Confundir el tener opiniones con el saber
  • Juzgar en vez de escuchar
  • Nuestra adicción a la respuesta olvidando que hay que hacer la pregunta primero
  • No dar autoridad a otro para que te enseñe
  • Creer que saber es tener información simplemente

Acostumbrados como estamos a verlos todos en un grupo en formación, es difícil decir si alguno es más intenso o está más presente que los otros.

Yo creo que son más que enemigos, son profundas barreras, impedimentos férreos que bloquean en las personas adultas sus posibilidades de desarrollo: de evolucionar hacia la excelencia personal y el sentimiento de bienestar con uno mismo, fruto de sentirse capaz y de la conciencia de estar haciendo lo que quiere hacer.

Las técnicas de formación no alcanzan a disolver estas barreras, el coaching sí. Y en ello estábamos en este taller de formadores. Tomando conciencia, experimentando y aprendiendo a conseguir una “nueva forma” de nuestros aprendices.

Y después: Satisfacción. Bienestar. Orgullo. Facilitar que otra persona aprenda y se haga más capaz. Ver cómo evoluciona. ¿Hay un trabajo más apasionante que el nuestro?


Isabel Aranda

Foto: Juan Riera http://juanriera.blogspot.com

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