Especializados en acciones formativas singulares y coaching, facilitamos el desarrollo de las competencias necesarias para que una persona se sienta más capaz de alcanzar los objetivos que se propone. Sentirnos capaces hace que nos sintamos con el control de qué hacer en una situación; y eso está en la base del bienestar personal y, como consecuencia, del éxito profesional.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Conferencia en la ICF

Atención, ha habido un cambio en la fecha de la conferencia de Isabel Aranda en la ICF, vs lo que decíamos en nuestro último boletín.
Adjuntamos información de la misma aquí:

“Las emociones, qué son y cómo abordarlas en el coaching”
Ponente:
ISABEL ARANDA

Fecha: Miércoles, 20 de enero 2010, 19:00 a 21:00 h.
Lugar: Madrid (C/Almagro,3 - 5ª planta / E.E.C.)

Agenda
¿Tenemos claro qué son las emociones, cómo se originan, qué provocan y cómo se vinculan con nuestro hacer? ¿Qué recursos tenemos para facilitar emociones capacitadoras en un proceso de coaching?

Las emociones son el elemento nuclear de la acción de las personas. Lo sabemos muy bien los que trabajamos en coaching. Debajo de los juicios y las creencias hay una emoción, que a veces puede ser capacitante, y a veces incapacitante. Los avances en el conocimiento de la neurociencia son constantes y junto a los planteamientos de la Psicología Positiva nos ofrecen una información muy útil para el trabajo del coach.

Puntos clave de la ponencia
- Qué son las emociones
- Cuáles son y qué generan
- Cómo se relacionan las emociones, los sentimientos, los pensamientos, el cuerpo y la acción
- Cómo abordarlas desde el coaching

Perfil de la ponente
Isabel Aranda es Coach Ejecutivo, miembro de ICF Internacional y socia de ICF España

Doctora en Psicología, es experta en Inteligencia Social

Es Socia Directora de la consultora tbc-aranda en la que trabaja el desarrollo de la excelencia personal con formación y coaching. Con una especial dedicación a lograr que las personas se sientan más capaces para cambiar sus hábitos y desarrollen competencias excelentes.

Ha desempeñado puestos de Dirección de Consultoría de Formación, Dirección de Recursos Humanos y Formación en diferentes empresas de servicios nacionales.

Como docente es profesora de AEDE School Business, ICADE Empresas, y colaboradora de la UNIVERSIDAD FRANCISCO DE VITORIA. Ha sido adjunta a cátedra en la UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE MADRID, y profesora invitada en la EOI y en Master de la UNIVERSIDAD EUROPEA, profesora de maestros y psicopedagogos.

Refleja en este blog su experiencia y vivencia personal de los procesos de Coaching y proyectos de formación en los que trabaja.

Articulista, escritora e investigadora de la excelencia profesional. Es coautora de diversas publicaciones, entre ellas el "Diccionario de términos de Recursos Humanos" (editorial Díaz de Santos) y "Teoría general del coaching". En la actualidad, pendiente de publicar "Negociación comercial de Consultoría".

616 412 599


viernes, 6 de noviembre de 2009

Nuestra actualidad

Hemos iniciado el otoño trabajando de nuevo en Orientación a logro, cada vez más necesario y más valorado. Un taller que hace que las personas se sientan más capaces y más seguras. Nuestra mayor satisfacción es cuando meses después afirman que les ha marcado su forma de actuar.
Negociación, probablemente la situación más compleja de las relaciones personales, en la que las personas... ¡necesitan jugar con tantas variables, a la vez! La capacidad de negociar es una de las facetas de esa Inteligencia Social que ha hecho la cooperación y la vida en sociedad. Y a pesar de que desde niños tenemos oportunidad de negociar con los demás, pocos llegan a la edad adulta con la comprensión de en qué consiste y cómo se hace. En nuestros cursos toman conciencia de sus frenos para negociar y aprenden técnicas puntuales para superarlos y ser eficaces en sus negociaciones.

Coaching, seguimos con pasión los procesos de cambio de nuestros coachees. Se cuestionan a sí mismos y descubren sus limitaciones, crecen y evolucionan. Dan forma a su mente para ser más capaces y felices. Afinan su mente, el instrumento solista, para hacer una interpretación excepcional.

Talleres de coaching proactivo. Hemos iniciado una nueva forma de aproximar los beneficios de las técnicas del coaching a los participantes en un curso. Destacamos de su contenido el trabajo con las redes en las que el pensamiento y la emoción se enmarañan y cómo salir de ellas para ser personas mucho más capaces y felices.

Modelo In: nuestro modelo conceptual

Nuestro MODELO IN                                       
Intervención Nuclear para el Desarrollo Personal

Dicen que no hay nada más práctico que una buena teoría. Y para conseguir que nuestro trabajo sea práctico, es decir nos lleve a la acción, hemos reflexionado sobre todas aquellas explicaciones que nos llevan a trabajar como lo hacemos. Y con todas ellas, hemos elaborado el modelo teórico desde el que concebimos nuestro trabajo y lo ponemos en práctica. Y le hemos dado un nombre, por aquello de que sólo lo que tiene nombre es real: MODELO IN, Intervención nuclear para el desarrollo personal


Más allá de la dicotomía tradicional de cuerpo y mente, entendemos a la persona desde la idea antropológica de que el ser humano es multidimensional. Cuatro dimensiones: la corporal (CUERPO), la emocional (EMOCIÓN), la intelectual (manifestada en el LENGUAJE) y la espiritual (los VALORES, como cimientos de nuestro ser).

A través del PENSAR, del HACER y del SENTIR la persona se construye en un espacio virtual que concebimos como órbitas combinadas. La congruencia y sincronía perfecta generan el espacio adecuado donde la persona puede desarrollarse y realizarse plenamente. Cuando no hay sincronía o falta congruencia surge la falta de eficacia, la infelicidad y el sufrimiento.

En la órbita del PENSAR, es el lenguaje el elemento en movimiento. Con el lenguaje creamos nuestra realidad, a través de la palabra mostramos nuestro pensamiento. Precisamente por este carácter constructivista del lenguaje pueden cambiarse los juicios y creencias en los que se sustenta nuestro pensamiento a través de la conversación que facilita el coaching.

En la órbita del HACER, la fórmula que lleva a la excelencia es el resultado del saber de la persona, su capacidad para hacer algo, más su voluntad, el querer, todo ello multiplicado por el sentir, elemento potenciador de todo lo anterior. Los desajustes en la fórmula llevan a un hacer deficiente e insatisfactorio, y que desencaja su trayectoria del espacio de congruencia personal.

En la órbita del SENTIR, se unen la emoción y el cuerpo. Emoción del latín e-movere: mover hacia. Es la fuerza motriz, la energía con que se viven las situaciones, se sienten las creencias y se emiten los juicios. A través del cuerpo se manifiestan las emociones capacitantes cuando nos empoderan y nos abren posibilidades de acción, o incapacitantes cuando nos bloquean y limitan nuestro vivir.

La confluencia de las tres órbitas genera el espacio más íntimo y más personal. En este espacio se sitúa la ACTITUD con la que afrontamos la vida. Cuando es congruente abre las posibilidades para el desarrollo de “la mejor versión de la persona”. Hablamos de una persona equilibrada, asertiva, que se siente segura y capaz. En un estado emocional de aceptación o alegría. Desde esa congruencia personal se abre generosamente a la relación con el mundo.

Los tres espacios orbitales dinámicos en permanente movimiento construyen el espacio molecular de SER persona. Desde esta perspectiva, la diferenciación entre ser y hacer es clara. El hacer sólo es una de las dimensiones. El ser lo es todo en conjunto. Si cambia el ser cambia todo.

Y lo que le da al conjunto la fuerza son los VALORES en los que se fundamenta el ser. Son los valores los que dan el acabado al ser. Aspecto rugoso, pulido, aterciopelado,… Son los valores los que dan la calidad a la persona.

Y el ser no existe por sí mismo. Como el sistema abierto que es, su existencia adquiere sentido a través de la relación con el mundo. Las capacidades que nos otorga la inteligencia social nos permiten relacionarnos con los demás, empatizar, comunicarnos, colaborar, negociar.

Y estas relaciones sociales surgen con fluidez, en el sentido que definió Mihail Csikszentmihalyi el fluir, sólo cuando en el espacio de congruencia personal están alineadas las tres órbitas: FLUIR desde uno mismo en generosa relación con los demás, para INFLUIR en otros desde nuestro ser, no sólo con el hacer, y CONFLUIR con aquellos que colaboramos en las metas que nos proponemos.

Desde el núcleo, desde sentirse capaz, es desde donde entendemos el desarrollo personal a través de la formación y el coaching. De ahí surgirá el fluir y la excelencia. Decía Brownie Wise (1913-1992), la mujer que lanzó al éxito mundial el tupperware “Construye personas y ellas construirán un negocio para ti”

Modelo grupo tbc-aranda / CopyLeft
Isabel Aranda
Jane Rodríguez del Tronco

Educcare: Sacar lo mejor que uno lleva dentro

Sacar de adentro de las personas es hacer que el potencial que llevamos dentro se convierta en una realidad. ¡Conseguir la mejor versión de uno mismo! Y eso precisamente es lo que significa “educcare” (lat.), sacar de adentro de las personas.

Cuando decíamos en uno de nuestros cursos que de eso se trata, de llegar a ser lo que podemos ser, alguien con mucha ironía nos dijo: “Me vas a decir ahora que las personas somos como una patata, se trata de brotar, ¿no?” ¡Sí!, ¡se trata de brotar y crecer, y florecer, y dar frutos!, y, al final, ¡ser una patata más enriquecida y más grande! Tampoco es tan difícil. Si una patata lo hace, nosotros podemos hacerlo, ¿no? Este punto de humor resalta precisamente la seriedad y certeza del planteamiento.

Es una ley de la vida: la mejora constante, la evolución. Todas las células de nuestro cuerpo están en constante cambio, ¿Y nuestra mente? ¿También está en cambio? Claro que sí. Lo que marca la diferencia no es el cambio tal cual, sino el cambio deliberado, decidido, voluntario y orientado a la mejora, a conseguir la mejor versión de uno mismo.

Y para ello, hay que sacar el potencial que uno lleva dentro, y eso supone aprender a ser y supone aprender a hacer.

La UNESCO en su informe sobre la educación del siglo XXI, plantea “las 4 A del aprendizaje”, como las vías para el desarrollo de la persona:
  • Aprender a ser el individuo único que cada uno es
  • Aprender a aprender con eficacia
  • Aprender a hacer para el trabajo
  • Aprender a convivir con los desafíos de tipo social
Desarrollar las 4As lleva a las personas a sentirse más seguras y más capaces ante sí mismas y ante su entorno. Para eso trabajamos en formación, para facilitar que las personas se sientan más seguras y más capaces. ¡Y cómo nos sentimos al lograrlo! Las 4 As son cuatro líneas de acción interdependientes para dar forma a ese “sacar de adentro”.

Aprender a ser el individuo único que cada uno es: ¡cuántas veces en nuestros cursos palpamos la incertidumbre, la duda, el desconocimiento de que puedes ser un individuo único, especial y… magnífico! Iniciamos nuestros talleres de “+Actitud+” y “Logro” preguntando precisamente “¿qué te hace único?”. Y la respuesta, el 90% de las veces, es… “¡no sé!” “yo no soy ni único, ni especial” ¡Increíble!, ¿verdad? ¡Ser una persona adulta y no ser consciente de quién y cómo eres! A lo más, nos responden a través de los comentarios que les dicen los demás.

Con frecuencia se confunde “ser uno mismo y hacer lo que quieres” y dar prioridad a tu ego de forma vanidosa y egoísta. No, no se trata de eso. Se trata de conocerte; en el sentido socrático, de identificarte como ser único, con una combinación de capacidades, de sensibilidades, de experiencias, de aprendizajes, única. Conocer tus predisposiciones, pensamientos y, también, tus emociones; poner nombre a tus valores y darte cuenta de las creencias que están sustentando lo que dices y lo que haces. Se trata de explorar adónde te puede llevar esa combinación única y especial, aceptarla y cuestionarla, recrearla, y emprender el camino. Una persona sola puede hacer este camino por sí misma. Es un aprendizaje ontológico, sobre el ser que somos. Sin embargo, el “aprendizaje mediado” que facilita la formación y el coaching hace que la autoimagen y la autoestima puedan desarrollarse con más intensidad y en menor tiempo. Al final, ser el individuo que cada uno es significa sentirse más capaz para vivir.

Aprender a aprender con eficacia: Aprender a motivarte para conseguir objetivos, para orientarte a logros y ser más capaz de conseguirlos. Añadimos nosotros después de nuestra experiencia como coaches: “aprender a aprender con eficacia y eficiencia”. Conseguir focalizar tu esfuerzo en alcanzar tus objetivos y alcanzarlos con equilibrio entre la dedicación y los resultados, sin caer en la obsesión, ni quedarse en la dejadez. Claro que esto pasa por definir previamente objetivos retadores, alcanzables y medibles, y establecer un plan para conseguirlos.

Aprender a hacer para el trabajo: Imprescindible aprender, y aprender técnicas para hacer nuestro trabajo, que nos permitan ser más eficaces y eficientes. Es un aprendizaje ligado al hacer, a nuestra actividad, más fácil, palpable y operativo. Sin embargo, hay potentes frenos para este aprendizaje. La realidad de nuestro trabajo de formadores nos revela que dejamos de aprender en el trabajo por comodidad y conformismo, y que nos cuesta mucho desaprender para volver a aprender. Y los adultos tenemos que dejar de hacer lo que estamos haciendo para hacer sitio a nuevas formas de hacerlo. Cambiar un hábito por otro, una rutina por otra. Desaprender para aprender. Darse permiso para cambiar y experimentar nuevas formas de hacer las cosas es el auténtico reto al que vemos se enfrentan los participantes en nuestros cursos. Lo fácil es conocer una técnica; lo difícil es decidirse a ponerla en práctica. Y ése es el gran reto en la formación de habilidades, conseguir que las personas se den permiso para ponerlo en práctica.

Aprender a convivir con los desafíos de tipo social: Este aprendizaje es el vinculado al desarrollo de la inteligencia social, que nos permite relacionarnos con los demás. Implica ser capaces de empatizar, comunicarnos y cooperar con los demás. Dicen los especialistas que esta inteligencia es la que ha requerido más consumo de energía y más espacio cerebral en nuestra evolución como especie. Se trata de aprender a comunicarnos, liderar, negociar, trabajar en equipo, superar los conflictos, en definitiva, convivir aceptando y valorando la diversidad y la diferencia como fuentes de enriquecimiento y oportunidades. Este aprendizaje nos ha permitido como especie cooperar y evolucionar en sociedad. Actualmente en las Organizaciones la necesidad mayor es precisamente el desarrollo de este aprendizaje para conseguir un mayor nivel de capacidad en las competencias sociales.

Todos estos aprendizajes son complementarios. Tenemos que aprender una técnica y también la actitud con la que abordamos esa técnica. Juntos nos llevan por los caminos del crecimiento personal, de ser cada vez más capaz, de ese reto supremo de llegar a ser lo que realmente podemos ser: “la mejor versión de nosotros mismos”.

Siempre afirmamos que nuestro trabajo de formación es un privilegio. Dedicarnos a facilitar que otros consigan el reto de buscar la mejor versión de sí mismos, da un sentido especial a lo que hacemos, pero también a cómo vivimos. Nuestro gran reto no es sacar de otros, es sacar de nosotros mismos para ser capaces de transmitir el entusiasmo y la energía que otros precisan simplemente para “darse permiso” y ser ellos mismos.

No puede separarse el hacer del ser. La coherencia necesaria para ayudar a otros a ser más capaces sólo puede partir del equilibrio interno que genera el convencimiento absoluto de que lo que hacemos merece la pena ser hecho.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Aprender a negociar (2ª parte)

“El paradigma de la abundancia”

En el extremo del continuo opuesto al inmovilismo, está la voluntad de cambio y el aprendizaje. Sólo aquellos que se sitúan en este extremo están dispuestos a evolucionar y a asumir el esfuerzo que ello supone.


Situarse en este extremo significa entender la vida desde un paradigma de abundancia, en vez de la escasez y, además, “darse permiso” para compartirlo.

Al situarse en este paradigma de abundancia, las personas se sienten más seguras y preparadas para compartir. Tratan de identificar y aprovechar los recursos disponibles para agrandar el pastel, y que en el reparto todas las partes implicadas en la negociación salgan ganando. Establecen su diálogo en un marco ganar –ganar. Buscan la eficacia de alcanzar sus objetivos de forma eficiente, consiguiendo más con menos.

Actualmente hablar del paradigma de la abundancia se ha convertido en una necesidad en el campo del desarrollo personal. Muchas son las fuentes que nos hablan de la abundancia, aunque sin duda la más conocida es el libro “El secreto”, de Rhonda Byrne, y la película del mismo título. Para el coaching, la distinción entre escasez y abundancia es uno de los pilares en los que se sustenta el crecimiento personal. Al incorporar creencias de abundancia se nos abre un mundo de posibilidades y podemos hacer cosas en las que antes ni siquiera podíamos pensar. Ganamos capacidad, y por lo tanto, mejoran nuestras posibilidades de acción, de conseguir nuestros objetivos y conseguirlos eficientemente.

A pesar de las opciones que abre este paradigma, no todas las personas son capaces de llevarlo a la práctica. No basta con entender que colaborar y compartir son las estrategias más efectivas, tanto para la convivencia, como para la negociación. Una persona puede estar en este paradigma, convencida incluso de las creencias básicas de la abundancia, defender a ultranza que el ganar – ganar es la mejor forma de negociar y utilizar sus formas, pero traicionarse en el último momento y jugar a perder – ganar.

Y esto lo vemos en los role-plays que organizamos en aula, donde los negociadores terminan por no jugar a ganar en el último momento. Han podido asumir las creencias de la abundancia, pero… les falta asumir las creencias de la capacidad. Les falta el “darse permiso” para disfrutar de ello, para sentirse protagonistas activos de la negociación y co-responsables del acuerdo que se alcanza. El “darse permiso” es un paso más. Supone establecer otras instrucciones en nuestros programas. Supone superar creencias limitadoras, contradictorias e inconscientes que sabotean nuestro hacer. Limitaciones basadas en el “no puedo”, “no soy capaz”, no me lo merezco”. Nuestra experiencia en la formación en negociación nos ha llevado a integrar el tratamiento de los permisos como parte esencial del fondo de un negociador. No sirve de mucho enseñar técnicas, si la persona, al final, no se siente capaz de llevarlas a la práctica.

Así que los participantes en un curso de negociación no sólo tienen que llevarse técnicas altamente eficaces, también tiene que llevarse nuevas creencias y permisos y la valoración del paradigma de la abundancia como una zona de confort más interesante desde la que se pueden sentir más capaces y seguros, donde el colaborar y compartir abre nuevos escenarios más satisfactorios para todos.

En el desarrollo de personas, no podemos sólo trabajar las formas, hay que trabajar el fondo: las creencias y pensamientos; porque como decía Buda: “Somos lo que pensamos. Todo lo que somos surge de nuestros pensamientos. Con nuestros pensamientos creamos el mundo”.

Las técnicas sin las creencias adecuadas no llegan a ponerse en práctica. Y las personas nos demandan cada vez con más fuerza una formación para la autorrealización, para sentirse capaces y felices. Combinar la formación con el coaching es un método altamente eficaz para conseguir el conocimiento de uno mismo, el fondo; y, a la vez, las técnicas, la forma, necesarios para ser un negociador extraordinario.
Isabel Aranda
Doctora en Psicología Social y de las Organizaciones
Experta en Negociación
Executive Coach

Aprender a negociar (1ª parte)

"No podemos volver atrás y hacer un nuevo comienzo,
mas siempre podemos recomenzar y hacer un nuevo final"
Ayrton Senna


“El paradigma de la escasez”

Nos gusta mucho la negociación y trabajamos mucho formando a profesionales en esta habilidad tan necesaria para el trabajo en equipo, los negocios y la vida social.

Negociar es una de las habilidades de la Inteligencia Social que nos permite convivir y colaborar. Podríamos decir que es la más evolucionada, saca lo mejor de nosotros mismos a la vez que nos exige mucho. También que es la más difícil, ya que se trata de conseguir que otra persona haga algo que nos resulte beneficioso. Hay que entender en qué principios se fundamenta y conocer cuáles son las estrategias y las técnicas más eficaces. Y sin embargo, esto no es suficiente para negociar con efectividad. El conocimiento de uno mismo es imprescindible para saber cuáles son nuestras debilidades ante esta situación, y esto suele dejarse a un lado. Y sin él no es posible negociar eficazmente.

La negociación es una situación extraordinaria; a flor de piel las emociones, las defensas, los nervios de no sentirse capaz, e incluso de sentirse vencido previamente. La negociación es el escenario más complejo de la relación entre las personas. Es una situación donde la tensión cooperación - competición es constante. Es una situación donde la confianza – desconfianza no necesariamente se basan en hechos objetivos, sino que provienen, con frecuencia, de experiencias anteriores, de creencias y asociaciones inconscientes. Negociar no es dar argumentos para convencer. Es bastante más.



En los cursos de negociación que impartimos, tenemos una situación privilegiada para observar y conocer cómo reaccionamos las personas en la situación de negociación. Lo habitual es que los negociadores no sean conscientes de sus propios frenos; y lo habitual, también, es que entiendan la negociación, o como un enfrentamiento, o como un regateo. Y al igual que ocurre con el continuo estratégico de la negociación donde hay un amplio repertorio de conductas entre el polo de las posiciones y el polo de los intereses, también aquí se produce un continuo de reacciones entre el inmovilismo y la voluntad de cambio y aprendizaje.

Muchas personas temen las situaciones de negociación, porque las asocian con situaciones de cesión, de pérdida. Se sitúan en una zona de confort de escasez y se parapetan tras la creencia de que no es posible conseguir un escenario mejor. Entonces, automáticamente, la emoción que en ellos se genera es la del miedo, miedo a perder su escenario de confort de escasez. Y desde el miedo, se percibe a los demás como enemigos, de los que tenemos que protegernos, ya que nos pueden sacar de dicha zona de confort y quitarnos parte de nuestra escasez.

Enseñar técnicas de negociación en estas circunstancias resulta poco menos que inútil. Es como intentar que abonen las semillas en un terreno seco, duro y pedregoso. Difícilmente lo harán.

En este paradigma de la escasez, las estrategias de reacción son variadas.
Algunas personas reaccionan enrocándose en su zona de confort y en su creencia de que nunca podrán superar sus barreras, por ejemplo, ante las objeciones, el regateo o el cierre del acuerdo; o pueden llegar a pensar incluso que no necesitan superar nada. Concentran toda su energía en mantenerse donde están y en no perder lo que han conseguido. Defienden sus viejas técnicas, vinculadas a la cesión, al engaño, la sumisión, e incluso la manipulación, porque les han servido para estar donde están. Juegan a no perder.

Hay personas que tratan de convencerse a sí mismas de que van a intentar emplear alguna técnica, aunque de antemano saben el resultado, “demasiado difícil”, “será imposible”, “no me van a dejar ni pensar en ello”. Tratan con ello de justificar su inmovilismo, eligen mantenerse en su caja de confort porque ése es el espacio seguro al que están acostumbrados, y echan la responsabilidad de su no aprendizaje a otros.

Otras defienden su área de confort, intentando ampliar sus márgenes. Concentran toda su energía en maximizar su beneficio a costa del otro con el que negocian. Tratan de hacerse con el trozo más grande de la tarta. Para ellos sólo puede haber ganadores y perdedores, y no están dispuestos a ser los perdedores. Esta estrategia ganar – perder, en la que lo que uno gana es a costa de lo que el otro pierde, es muy peligrosa en las relaciones empresariales continuadas, ya que en el perdedor se genera resentimiento, y en cuanto pueda tratará de resarcirse.

El paradigma de la escasez lleva a seguir estrategias defensivas que nos bloquean y nos incapacitan para hacer cosas nuevas o más eficaces.

Isabel Aranda
Doctora en Psicología Social y de las Organizaciones
Executive Coach
Experta en Negociación