Especializados en acciones formativas singulares y coaching, facilitamos el desarrollo de las competencias necesarias para que una persona se sienta más capaz de alcanzar los objetivos que se propone. Sentirnos capaces hace que nos sintamos con el control de qué hacer en una situación; y eso está en la base del bienestar personal y, como consecuencia, del éxito profesional.

martes, 14 de abril de 2009

Especial

10 IDEAS
PARA...
UNA NEGOCIACIÓN EFICAZ


1. Prepara la negociación, no dejes de reflexionar sobre lo obvio: qué tengo, qué tiene él, qué me interesa a mí de él y qué le interesa a él de mí. A qué acuerdo podemos llegar

2. Prepara tus planteamientos para 3 escenarios: el muy bueno, el bueno y el aceptable. Y… ¡aspira al máximo!

3. Piensa en colaborar, en el “win-win”, y muestra una actitud y un lenguaje en sintonía

4. Cuida tu lenguaje. Si hablas de oponente, pelea, ceder, posiciones… conviertes la negociación en una lucha. Alguien pierde en ella. Utiliza un lenguaje colaborador: acuerdo, debate, intercambio, beneficio, ganar

5. Intercambia, no cedas. La negociación se basa en el principio del intercambio: “te doy para que me des”. Así que pide siempre algo a cambio; no admitas sin más

6. Cuida la relación. Sé amable con las personas, pero duro con el asunto a negociar. “Guante de seda en mano de hierro”

7. Empieza por lo que os une. Cuanto más sea, más pequeñas parecerán las diferencias

8. Evita enfrentarte, admite su planteamiento y con “sí… y además” ¡llévale a tu terreno!

9. Acepta las pegas, objeciones. Son las mejores pistas para saber lo que está impidiéndole al otro llegar al acuerdo

10. Siempre actúa como si el acuerdo fuera posible “ir a cerrar”. Sin dudas, sin frenos por tu parte ¡Qué nada en tí te limite!

Isabel Aranda
Doctora en Psicología de las Organizaciones, experta en Negociación

Más felicidad...

Una sesión más de Coaching sobre la felicidad. Sobre “sentirme bien conmigo mismo”. De nuevo el tema de la felicidad. Cada día, más presente entre las personas que piden Coaching. Cada día, más de moda en los cursos. Cada día, más de moda en la Psicología, ahora con el apellido de Positiva. Cada día, más fácil de oír como una aspiración e incluso como ¡un derecho!

Personas que vienen a Coaching por otros motivos. Que si “redefinir mi plan de negocio”, que si “mejorar las competencias que me demanda mi empresa”, que si “liderar mejor a mi equipo”, que si … Y, al final, sale lo que sale, que si la felicidad

Al final, siempre sale lo mismo, ¿lo que buscamos todos? El anhelo máximo en cuanto empiezas a escarbar un poquito en ti mismo es ese estado de bienestar tan profundamente deseado y, con frecuencia, olvidado, hasta que… ¡eso!, hasta que te pones a escarbar en ti mismo. En palabras de Voltaire “Buscamos la felicidad, pero sin saber dónde, como los borrachos buscan su casa sabiendo confusamente que tienen una”

“Sentirme bien conmigo mismo”, “aceptarme”, “no enjuiciarme”, “no traicionarme”, “no vivir enganchado a juicios de otros”, “tomar conciencia de mi vida, de lo que hago”, “vivir mi vida”, “cambiar mi forma de ver el mundo”, “hacer lo que quiero”. Éstas son palabras con que definen los coachees su felicidad

Pero lo más llamativo no es que, al final, salga la felicidad como deseo último del coachee. Lo más llamativo es que se de cuenta de que no está viviendo la vida que quiere, sino la vida que otros quieren y, mucho más importante, la que él ha aceptado vivir. Y, que probablemente ahí esté el origen de su sensación de desazón, de incomodidad, de infelicidad

Si la felicidad es sentir que tu vida tiene una finalidad propia, un valor propio, un sentido propio, puede entenderse que cuando te riges por juicios que te son ajenos, pierdas el sentido de felicidad. No puedes sentir que tu vida es tuya, sino todo lo contrario; la sientes como ajena, a merced de los empujones que te puedan estar dando los demás. Y poca satisfacción puedes tener; porque no puedes, precisamente, conseguir apreciar las experiencias vividas como satisfactorias; porque no las sientes como tuyas

¡Cómo nos enganchamos a juicios que nos quitan capacidad de acción y sensación de bienestar! Podríamos, incluso, pensar que es nuestra forma de vivir con los otros. Es un enganche del que es complicado zafarse. Y, sin embargo, qué sencillo parece cuando el Coaching facilita que una persona suelte sus anquilosados garfios a los juicios ajenos, o de repente, se dé permiso para soltar las férreas amarras que le atan a sus creencias limitadoras y, pueda, ahora, pensar y hacer cosas diferentes

Cuando trabajas “en esto del Coaching”, tienes la oportunidad de ver un espectáculo fascinante y… ¡en primera fila! ¿Hay algo más extraordinario que ver cómo una persona se descubre y se redimensiona, se crece y recrece, se reinventa y se siente capaz de ser feliz?
Isabel Aranda